domingo, octubre 17, 2010

TUS MANOS









TUS MANOS

Tus manos han llegado
A mi triste soledad
Y para siempre has arrancado
Esa enemiga sin piedad.

Tus manos han salvado
A esta princesa de escapar
Lejos de su amado
Que la hizo despertar.

Tus manos han librado
Mi alma de pecar
Y sólo tú me has dado
Razones para amar.

Tus Manos han Limpiado
Esta oscura suciedad
Y cada llaga tú has borrado
Con tu dulce sanidad.
Tus manos han formado
Este vaso con amor
Y tu voz ha despojado
La amargura y el rencor.

Tus manos acarician
Con ternura y compasión
Y tus besos que destilan
Manantiales de ilusión.



miércoles, julio 28, 2010

Poema de Russell Kelfer

Eres quien eres por una razón,
Eres parte de un plan intrincado.
Eres un diseño único, valioso y perfecto,
Llamado el hombre o la mujer especial de Dios.
Te ves como te ves por una razón.
Nuestro Dios no cometió un error.
El te entretejió dentro del vientre,
Eres lo que él quería hacer.
Los padres que tuviste fueron los que él escogió,
No importa qué sientas por ellos,
fueron diseñados especialmente
con el plan de Dios en mente,
Y ellos tienen el sello del Señor.
No, ese trauma que sufriste no fue fácil.
Y Dios lloró que te dolió tanto;
Pero fue permitido para moldear tu corazón
Para que crecieras a Su semejanza.
Eres quien eres por una razón,
Has sido formado por la vara del Señor.
Eres quien eres, amado,
¡Porque hay un Dios!

jueves, abril 05, 2007

Para Meditar

¿Mejora o redención?

Muchos admiran la vida de Cristo y la moral cristiana, pero rehúsan aceptar la redención, dicho de otro modo, la necesidad de la salvación.
Sin embargo, no necesitamos reglas morales, ni mejoras, sino un nuevo nacimiento, y sólo la cruz de Cristo da una solución definitiva a nuestro mal estado ante Dios. Antes de ser nuestro modelo, Jesucristo debe ser nuestro Salvador. Por su poderosa palabra, Dios sacó de la nada al universo. Pero para destruir las obras del diablo, para abolir el pecado que separó al hombre de Dios, para anular la muerte, justa consecuencia del pecado que lleva al temible juicio, necesitó otra clase de medios, ¡y qué medios! En la cruz, la bondad y la justicia de Dios se encontraron, cuando Jesucristo fue clavado en ella. Allí Cristo venció al que tenía el imperio de la muerte, es decir, al diablo. Allí se ofreció en sacrificio para quitar el pecado. Su poderosa resurrección introduce su triunfo, el triunfo de la gracia. Para la humanidad culpable no hay nada más importante que la cruz de Cristo. En la cruz confluyen todos los planes de Dios para perdonar; allí se desplegaron magistralmente su sabiduría y su poder; la obra cumplida en ella es la base de toda bendición; es y permanecerá eternamente como indestructible monumento del amor de nuestro Dios Salvador.

jueves, noviembre 16, 2006


No sólo de pan vivirá el hombre,sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Mateo 4:4.

Temas de reflexión
Lo que me hace sentir la enormidad del pecado es el hecho de que, para expiarlo, fue necesario que Dios hiriera a Jesús, el Hijo de su amor. La vida terrenal no es más que una muerte en suspenso. Encontrar la verdadera vida es volverse a Dios, pues Dios no es Dios de muertos, sino de vivos. El pecado produjo la pérdida de la vida; en consecuencia, si es posible regresar a la vida, sólo puede ser a través de Dios.
No debemos ser indiferentes en cuanto al pecado; cuando cometemos el menor pecado, deberíamos tener el corazón contrito y quebrantado. La salvación es gratuita, pero costó un precio inmenso a nuestro Salvador.
Jesús vino al mundo para hablar a los hombres de parte de Dios; ahora está en el cielo para hablar a Dios a favor de los suyos. Generalmente no es la carga de nuestras preocupaciones la que nos aplasta. Es el hecho de obstinarnos en llevarla solos. Un creyente que permanece en conflicto con sus hermanos, no puede estar en paz con su Padre.
Cuando ore, no le dé órdenes a Dios; antes preséntese para recibir las de él.
Dios ama a cada uno de sus hijos como si tuviese que amarle sólo a él

miércoles, agosto 16, 2006


En la cárcel
El detenido se hallaba ante el capellán de la prisión. Tenía una carta en la mano.
– Señor, quiero hablarle una última vez, dijo el recluso.
– ¿Qué le sucede? ¿Está enfermo?
– He pasado ocho años viendo el cielo a través de los barrotes. Hasta ahora he aguantado. Alguien pensaba en mí, me escribía y me esperaba. Ésta es la última carta. Mi mujer me abandonó. Mi vida ya no tiene sentido. El creyente conocía al detenido. No era de los que hacían la comedia del suicidio para mejorar su situación.
Entonces le dijo: – Su vida de recluso, ahora que todos lo abandonaron, me conmueve profundamente. Y, sin embargo, Dios no quiere abandonarlo. Él lo busca. Quiere encontrarlo. Creo que llegó la hora para que usted se vuelva a él. Voy a orar por usted, y le ruego que lea este evangelio. Dos días más tarde, un domingo por la mañana, el hombre se hallaba en la sala donde el creyente presentaba el evangelio. Su rostro irradiaba felicidad. En la soledad de su celda, Dios encontró al desesperado y le dio más que la libertad que él esperaba: la salvación de su alma. El detenido hizo la feliz experiencia de que el evangelio “es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree” en el Señor Jesús, quien murió para redimir a los pecadores.
VOS QUE PENSAS, COMO TE SENTIS?, CREES QUE TU VIDA PUEDE CAMBIAR?...